Blancos y colorados han optado por no hablar en sus campañas de irregularidades y de presuntos casos de corrupción ajena. Algunos analistas, a los que uno presume votantes de la izquierda, los han convencido de que los uruguayos no quieren escuchar más denuncias, sino soluciones. Y entonces tenemos campañas en las que no se habla de nada. Campañas lavadas, descoloridas, que favorecen al que ya está en el poder a mantenerse en él. Campañas sin debate, sin gente que eleve el tono de voz, donde los candidatos tratan de mostrarse como personas como usted y como yo, pero donde nadie pone los puntos sobre las íes.
¿Y cómo fue que la izquierda, paciente y sostenidamente, desplazó a los partidos tradicionales del poder? ¿Lanzando propuestas? ¿O diseñando una cuidada campaña de denuncias y sospechas que no dejó títere con cabeza y que sembró la idea de que blancos y colorados son gente en la que uno no debería confiar?
La pasada semana se presentó en un juzgado penal de Maldonado una grabación en la que el abogado de la comuna, Germán Más, afirma que no firmó en su oportunidad la controvertida contratación de Satenil porque tenía la convicción de estar frente a un «delito». «Si querían que lo redactaran ellos, porque para mí eso era un delito. Él (De los Santos) sabía que estaba haciendo algo que no se podía hacer», dice Más en la cinta.
¿Usted se imagina lo que estaría sucediendo en este momento en Maldonado si De los Santos no fuera el candidato del progresismo?
En Montevideo, el FA pide el voto para encarar lo que en 20 años de gestión ininterrumpida siquiera intentó. Habla de limpiar la ciudad, de terminar con los basurales, con los pozos. De iluminar calles. De hacer obras. Y de poner a los municipales al servicio de los contribuyentes. ¿No es lo mismo que prometían en 1990, cuando juraron que harían temblar las raíces de los árboles?
El secretario general de la IMM, Jorge Rodríguez, dijo que el gobierno frenteamplista de Montevideo ha sido «un ejemplo de transparencia» desde 1990 a la fecha. ¿Nos toma a todos por tontos? ¿Y los casinos que daban pérdida durante la gestión de Mariano? ¿Y los jerarcas progresistas que fueron procesaron por este escándalo? ¿Y la posibilidad de que un ex intendente frenteamplista sea procesado por este caso? ¿De qué transparencia habla Rodríguez? ¿De la que faltó en la concesión del Hotel Carrasco a Carmitel durante la gestión de Mariano? ¿Cuánto dinero costó y costará tanta falta de transparencia, que se traducirá en demandas millonarias que terminarán pagando los contribuyentes? ¿Habla de la transparencia de la licitación del Parque Rodó, que tras interminables demoras ahora se pretende adjudicar de apuro, antes del cambio de mando? ¿O se refiere a la también cuestionada licitación de los refugios peatonales, donde la empresa que perdió acusa a la comuna de preservar el monopolio de un privado y también estudia demandar a la IMM (o sea, a todos nosotros, que pagaremos la cuenta si se obró mal)? ¿O del juicio que una tripera anuncia ahora, por US$ 100 millones?
Del otro lado, la oposición no se ha dado por enterada. No pone el dedo donde a la izquierda le duele. Habla de falta de transparencia pero en voz baja, como pidiendo permiso. Hace una campaña lavada. Y no lastima. Se ha resignado a perder.
Tomado de «La Columna de Pepe Preguntón» – Campañas lavadas (I). «El País», 21-04-2010, y Campañas lavadas (II). «El País», 28-04-2010.